La sexta y última etapa de la Titan Desert 2014 fue la etapa más corta de la prueba y un homenaje a todos los corredores que ese día pasaron por el arco de salida. Creímos que iba a ser un día tranquilo y un paseo triunfal hasta la meta, pero no fue así. La organización nos tenía preparada una última sorpresa que a más de uno le hizo pedalear más de lo previsto.
A unos cuantos kilómetros para ser Titanes
En la línea de salida ya no se veían los rostros tensos de otros días. Los que estábamos allí sabíamos que nuestro sueño estaba a punto de cumplirse. El hecho que esa etapa fuese de 76 km ya era motivo de alegría, pues los días anteriores no bajamos de 110 km en ninguna de las etapa. Si no sucedía nada fuera de lo normal, estábamos a punto de terminar una de las pruebas de BTT más duras del mundo.
Contra todo pronóstico, la organización nos tenía preparada una sorpresa de ultima hora. La primera parte de la etapa fue tranquila, circulábamos por pistas desérticas con algún banco de arena y zonas muy amplias, donde podías ver a lo lejos a los grupos que iban delante. También podías rodar rápido, el calor era menos intenso que otros días y las ganas de recoger la piedra de mármol como finisher hacía que los kilómetros pasasen a buen ritmo. Sin embargo, una sorpresa estaba por llegar.
En el kilómetro 25, más o menos, la organización había retirado todas las marcas del terreno, y la confianza que teníamos en que la última etapa no nos iba a dar problemas hizo que, la noche anterior, muchos de los corredores no apuntaran los track de la etapa. Así que aquello se convirtió en un mar de dudas para muchos participantes. Veías corredores para un lado, corredores para el otro lado, corredores que habían retrocedido algunos kilómetros en busca de señales... fue toda una odisea, y un pequeño caos, que ahora recuerdo divertida pero en aquellos momentos, no tanto. Algunos compañeros hicieron más de cinco kilómetros adicionales sólo buscando señales.
En el kilómetro 25, más o menos, la organización había retirado todas las marcas del terreno, y la confianza que teníamos en que la última etapa no nos iba a dar problemas hizo que, la noche anterior, muchos de los corredores no apuntaran los track de la etapa. Así que aquello se convirtió en un mar de dudas para muchos participantes. Veías corredores para un lado, corredores para el otro lado, corredores que habían retrocedido algunos kilómetros en busca de señales... fue toda una odisea, y un pequeño caos, que ahora recuerdo divertida pero en aquellos momentos, no tanto. Algunos compañeros hicieron más de cinco kilómetros adicionales sólo buscando señales.
El equipo Bathco-LPLV con Josep Termens,
ganador de la categoría sub-23
ganador de la categoría sub-23
Después de recuperar el control y de que las señales volvieran a aparecer en el recorrido, todo fue más fácil. El terreno se volvió fértil y la etapa nos llevó por un palmeral hasta dejarnos en la ansiada meta.
Entrada triunfal a meta
Quiero dar las gracias de todo corazón al equipo Bathco-LPLV, a Spiuk, por equiparnos con la mejor ropa, Maestre Bikes (Specialized), por prestarnos unas maravillosas bicis, a la Clínica Biona, nutrición deportiva, que nos enseñó a alimentarnos para tal esfuerzo, a Chema Arguedas, preparador físico del Centro de Alto Rendimiento Milleniun de Zaragoza, quien nos preparó un programa de entrenamiento super, a Raquel Cobo, la mejor fisioterapeuta que conozco, sin ella no habríamos llegado ni a la salida, y a nuestros amigos de BF Bikes que siempre encontraron un momento para reparar nuestras bicis.
¡Gracias a todos!
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